Shine On !

Hay muchísimas cosas que nunca voy a entender de la vida, de la historia, de los seres humanos. Pero nada como lo que pasó entre 1976 y 1983 en este país.

No voy a entender nunca como algunos dicen 'El Proceso' y le sacan todo el peso de llamarlo por lo que fue, una dictadura militar, con todo lo que eso implica. No entiendo como hasta el día de hoy se los sigue llamando 'desaparecidos'. Todos sabemos que no van a aparecer. No son desaparecidos, son, o fueron, mejor dicho, detenidos, secuestrados, torturados y asesinados. No entiendo los que argumentan diciendo que los que desaparecieron eran montoneros. Nada justifica la tortura y el asesinato. No importa si fueron 9.000 o 30.000. Es injustificable. No entiendo como todos lo tenían tan arriba a Alfonsín. Los militares entregaron el poder, no los sacó el. Además fue su gobierno el que dictó las leyes de Obediencia Debida y de Punto Final, por suerte las declararon nulas. No entiendo como pretendían con un mundial de fútbol tapar lo que estaba pasando. Desaparecieron 70 personas durante el mes que duró el mundial. No entiendo qué clase de personas eran los militares; y no tanto los que mandaban, sino los de rangos más bajos. ¿Cómo podés torturar personas? ¿Cómo puede ser que no te afecte eso? ¿Cómo podés vivir sabiendo que tiraste personas vivas al mar? No entiendo de dónde sacan ganas y fuerza las Abuelas de Plaza de Mayo, de verdad son un ejemplo. Yo crecí en un mundo que me enseñó que revelarse no sirve, que tenés que quedarte callado y seguir la corriente si querés estar en el sistema, y no se puede vivir fuera del sistema. Pero ellas, con el dolor de haber perdido a sus hijos, de ni siquiera poder tenerlos en un cementerio, y con la esperanza de encontrar a sus nietos, siguen haciéndose escuchar. 490 chicos nacieron en cautiverio, ellas ayudaron a 100 de esos chicos a saber quiénes son. Pero en algunos años no va haber más abuelas, y en unos años más, tampoco nietos. Y la memoria va a tener que seguir vigente en personas que no vivimos la dictadura, que escuchamos tantos puntos de vista distintos que no sabemos que creer, y, segura y lamentablemente, se va a ir diluyendo el espíritu del reclamo de justicia.